viernes, 28 de agosto de 2009

El Sala de Berga, una lástima

Restaurant Sala
Passeig de la Pau, 27
08600 Berga
Tel. 34 93-821.11.85

El restaurante Sala de Berga tiene, en general, buena fama, especialmente por sus platos confeccionados a base de setas, y eso a pesar de ser bastante caro, en ocasiones por encima de lo que sería una buena relación calidad-precio. Decidimos reservar mesa un día laborable del mes de agosto. Al llegar, vimos en la puerta que ofrecían, además de los platos de la carta, un menú diario de 22 euros más IVA. Pero, una vez sentados a la mesa, sólo nos ofrecieron las cartas y ni rastro del menú. Fue preguntar por él y cambiar completamente la actitud de la persona que nos atendía, que empezó a hacerlo de manera displicente y un poco despectiva. Así que nuestra indignación nos llevó a dejar a un lado la carta (a la que no habíamos decidido renunciar de entrada ni mucho menos) y pedir sólo los platos del menú.

A continuación, la persona encargada de atendernos nos preguntó si queríamos agua y vino (incluidos en el menú), sin advertirnos de que el vino que nos iba a servir era rosado. Una lástima para ellos (y para nosotros, claro), ya que, de haberlo sabido, hubiéramos pedido la carta de vinos para elegir uno diferente, a sabiendas de que había que pagarlo de manera extra.

La comida estaba muy buena; en este sentido, el restaurante cumple con la fama que le precede. Pero justo cuando todos, excepto uno de nosotros, habíamos acabado con el segundo plato, la persona que nos atendía comenzó a retirar no sólo los platos vacíos, si no también el pan y todo aquello que se suele retirar cuando se va a dar paso a los postres. Una falta de educación muy evidente que los responsables de un restaurante de este tipo conocen de sobra. La sensación que tuvimos fue que deseaban que nos marchásemos lo antes posible.

Los postres, excelentes; el café, horrible.

El resultado de todo ello es que han perdido a unos potenciales buenos clientes (vamos a Berga a menudo y nos gusta comer bien) y que, si a alguien le da por leer esto, no creo que le apetezca mucho aparecer por allí. La verdad es que no vale la pena comer en restaurantes en los que te valoran por la cantidad de dinero que ellos creen, prejuiciosamente, que estás dispuesto a gastarte.