Actualización a 27 de enero de 2012
Hace un par de semanas pasé por delante de este restaurante y lo encontré cerrado. Hacía tiempo que no íbamos y me sorprendió. Los ventanales y la puerta de cristal estaban tapados con papel de embalar, las placas con el horario y otras menciones que había en las jambas de la puerta habían desaparecido, y una mirada curiosa a través de un resquicio en una de las ventanas descubrió que el local estaba vacío y la cocina desmontada. No sé si han cerrado definitivamente o si sólo son obras de reforma. Sea como fuere, y por si se trata de la primera opción, mantengo igualmente mi comentario sobre el restaurante a modo de homenaje y recuerdo hacia una gente estupenda.
Casa Uriarte
Gran Via de les Corts Catalanes, 633
08010 Barcelona
Tel. 34 93-412.63.58
Este es uno de mis restaurantes favoritos. Un clásico de nuestras salidas de fin de semana. Comida vasco-navarra, dicen ellos. Pero también tiene algo de castellana y, de vez en cuando, se apuntan a productos típicos de las comidas catalanas, como las setas en otoño. En todo caso, siempre que vamos allí, sé que comeré bien.
El local está situado en los bajos de un precioso edificio modernista del Eixample barcelonés, sorprendentemente muy austero, en la esquina con el carrer Roger de Llúria. La decoración interior es moderna pero sin pretensiones, con mucha madera y bastante acogedora, sobre todo el piso superior (¡para fumadores!), en la zona en la que las mesas se adosan a una pared/botellero. Pero, ojo, no es nada rústico, sino funcional.
Los dueños son encantadores y el servicio es muy profesional.
La comida, claro, es lo mejor de todo. La carta tiene dos partes diferenciadas: las sugerencias –que creo que modifican periódicamente–, y la lista de entrantes, segundos y postres, que es fija. A menudo tienen algunos platos fuera de carta, productos muy de temporada como los pimientos de Gernika, por ejemplo, por lo que vale la pena preguntar por ellos.
Mientras esperas, te sirven un pincho de chistorra y un trozo de morcilla (de Burgos, claro). Y entre los primeros o entrantes destacan los pimientos de Piquillo asados al sarmiento y con vestresca de atún (insuperables), las pochas, los tomates con anchoas... Todo delicioso.
Para los segundos tienen buen pescado, aunque nosotros siempre nos decantamos por la carne, sobre todo la asada al horno de leña: cochinillo y cordero de Burgos, especialmente. Nada grasientos, en su punto, como en los mejores restaurantes del norte de Castilla. Y es que, además, cocinan buen material. También tienen buena ternera, filete, aunque ese, para nosotros, es plato de régimen, para cuando no estamos muy finos.
Mi debilidad son los postres. Bueno, un postre: la leche frita. Para mí, la mejor de Barcelona. Con canela o flambeada con chinchón. Además, la famosísima Pastisseria Escribà confecciona –creo que siempre, aunque mi experiencia es más bien de fin de semana–, un pastel hecho especialmente para ellos.
No solemos beber vino, por lo menos yo, sino cerveza. Y una comida completa para dos suele estar entre los 100 y los 140 euros.
Lo dicho, un clásico sin pretensiones en el que da gusto comer.
jueves, 14 de mayo de 2009
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