martes, 2 de junio de 2009

Miramar, una de las estrellas de l'Empordà

Miramar
Passeig Marítim, 7
17490 Llançà
Tel. 34 972-38.01.32

Aunque sólo he estado una vez en este restaurante de la Costa Brava empordanesa, vale la pena hacer un breve comentario sobre él.

Situado en el passeig Marítim de Llançà, a pie de playa, y con unas magníficas vistas sobre el puerto y la bahía, el local se encuentra en los bajos de un edificio que aloja, también, al hotel Miramar. Sorprendentemente, el hotel es de sólo una estrella, mientras que el restaurante cuenta con una de las muy buscadas estrellas Michelin. Bueno, puede que mi sorpresa se deba tan sólo a un prejuicio, pero para mí resulta un poco chocante.

En todo caso, y a pesar de todos los peros que puedan ponérsele a la forma de valoración que tiene la "temible" guía Michelin, la estrella otorgada al restaurante está, en este caso, totalmente justificada, o al menos eso me pareció a mí en mi primera, y hasta el momento única, visita al Miramar.

El espacio es muy agradable, decorado en blancos que crean un ambiente limpio y contrastado con el azul del mar que tiene justo enfrente. El servicio, aunque no es muy numeroso, es muy atento y profesional. De todos modos, hay una pega. Es de esos restaurantes en los que tú no te sirves el vino, sino que, después de colocarlo alejado de la mesa, te lo sirven ellos. Esto, que supongo que se hace como una atención hacia el comensal, puede llegar a convertirse en una desatención si la persona que se ocupa de ir llenando las copas no está muy atenta. Nunca me ha parecido ésta una buena opción para servir el vino. Prefiero disponer de él cuando me apetezca, y no me parece mejor un restaurante por el hecho de llevar a cabo esta práctica.

Siguiendo con los vinos, vale la pena hablar un poco de la carta. Es muy historiada, impresa en forma de libro de gran formato. Muy bonita, pero muy poco práctica. Contiene mucha información sobre cada tipo de vino y sobre cada denominación de origen; tanta información que resulta imposible leerla durante el proceso de elección, con lo que lo único que acaba consiguiendo es que te resulte bastante difícil encontrar el vino deseado. Aun así, disponen de vinos remarcables.

En cuanto a la comida, los platos que escogimos resultaron excelentes. Un tartar de atún y unos boquerones fritos como entrantes, y un arroz de segundo. Los aperitivos del inicio, los postres y los petit fours estaban también deliciosos. La verdad es que, aunque la carta no es muy extensa, hay tantos platos con aspecto apetecible que resulta difícil dedicirse. Quizá por eso ofrecen también dos menús variados: uno de degustación y otro de temporada.

Una comida completa para dos, regada con un buen vino, nos costó unos 180 euros. No es barato, pero vale la pena probarlo, aunque sea para una ocasión especial.

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